Por Tamara Alonso Agudo
Kalev era un hombre normal, uno más de la raza Vreme. Pero una noche despertó del Sueño, y aquello sólo significaba una cosa: se le había parado el reloj. Estaba muerto.
ATENCIÓN: este relato puede herir sensibilidades. En caso de ser muy sensible a la violencia y/o a la sangre, no leer.