viernes, 14 de junio de 2019

martes, 21 de mayo de 2019

La Última Descendiente - Primeros capítulos

Por Tamara Alonso Agudo

¡Buenas noticias! Si seguís a la cuenta del blog (o la mía personal) en Twitter, entonces sabréis que al fin publicaré esa novela con la que tanto he dado la tabarra: La Última Descendiente. No podría estar más contenta con el recibimiento que ha tenido la noticia (¡más de 10.000 impresiones al tweet!), pero todavía no lo había hecho oficial en el blog y creo que ya es hora.

Es un proyecto que empecé en 2015 y del que he aprendido mucho, especialmente en cuanto a mi forma de trabajar (y cómo no debo enfocar un proyecto porque sufriré muchos bloqueos de esa manera). Creo poder decir que mi estilo, mi narrativa y mi manera de dar vida a los personajes ha mejorado mucho, pero no puedo corregir eternamente y, después de todo el trabajo, ilusión y entusiasmo que he puesto a este proyecto, no quería dejarlo en el cajón. 

Así que el 14 de junio podéis leer La Última Descendiente en Lektu*. Mientras tanto, aquí tenéis los tres primeros capítulos. Y, aunque ya lo hice público en Twitter e Instagram, también dejo por aquí la portada y la sinopsis.

*Estará disponible por pago social: gratuito, a cambio de un tweet o un post en Facebook indicando la descarga del ebook.



sábado, 9 de marzo de 2019

Microrrelato - La noche que quemamos a tu padre

Por Tamara Alonso


Este es un microrrelato que escribí hace mes y medio aproximadamente y después me olvidé de él. Hoy he vuelto a leerlo y me ha gustado lo suficiente como para compartirlo.

La noche que quemamos a tu padre

Nunca he visto arder un fuego con tanta intensidad como el día que quemamos a tu padre. Anochecía ya, y el sonido de los cascos del caballo sobre la tierra compacta del camino se perdía en la lejanía. A ella no la volvimos a ver. Lo único que dejó tras de sí fue el cadáver que poco después se convertiría en ceniza, pero no huyó galopando después de pegarle el tiro en el pecho que lo mató. Se alejó de allí con paso firme, pero tranquilo, al fin. Los árboles junto al camino absorbieron la luz para ocultar sus huellas, aunque ella no miró atrás para cerciorarse.

Cuando tu padre empezó a arder, ella ya había desaparecido para siempre. No preguntes dónde está, ni si está.

La noche que quemamos a tu padre se desintegraron también sus pesadillas. No las traigas de vuelta.