domingo, 9 de abril de 2017

Domingo de poesía: La ciudad de los extraordinarios

por Javier Fernández Calles 

¡Feliz domingo a todos! Hoy he querido traer algo mucho más especial y aquí está La ciudad de los extraordinarios, que es una completa alegoría, a ver si podéis sacarle algún sentido. Por cierto, los párrafos no están ordenados exactamente como deberían estarlo, así que espero que podáis encontrar un patrón para leerlo con coherencia (en esta ocasión no he puesto las cosas fáciles). Espero que disfrutéis mucho del día y de este texto: 



Construí una nueva tierra
con polvo, semillas
e incluso un poco de nación.
Apenas lo removí y dejé que
enfriara en una esquina.
Lo olvidé, lo perdí y nada
me lo recordó.
Pero al día siguiente algo
ocurrió.
Mi nuevo país se había
construido, yo lo hice, él
se hizo, y de repente
estaba allí.
Llamé a todo el mundo,
teníamos que habitar,
pero nada más entrar,
eché a trovadores, inversistas
y poetas sin explicar,
ya que allí,
ellos, no podían estar.
Levanté casas pero ellos
no podían pasar, así
que les cree torres
demasiado altas para
trepar.




¿Cómo sucedió lo siguiente? Ni siquiera yo lo sé, para cuando me desperté, las casas doradas, rojas esmeralda y azuladas ya estaban sobre el valle y yo lo único que hice fue mantenerme allí, calladito, sin decir nada, simplemente observando como se comportaban y, me sorprendieron mucho porque pecaban pero nunca les faltaba ni un poco de originalidad, no se repetían ni copiaban, de forma que siempre algo nuevo hallaba y era terriblemente feliz en la recién inaugurada Ciudad de los Extraordinarios. 

Cada uno tenía sus manías e incluso algunos tenían demencias pero no le di importancia, así mi país sería más variado, desde el arcoiris al profundo de las cuevas, todo ello era diferentemente distinto, corazones de engranajes que con perfecta armonía, iban encajando.
Y, poco a poco en mi tierra, en mi joven país, los siglos fueron pasando, las guerras, invenciones y sueños fueron cambiando aunque los personajes, continuaban interpretando y yo, mientras tanto, siempre observando.

Al principio parecían muy felices, e incluso luego lo fueron más pero poco a poco sentía que ya no podían más. El mundo anterior se fue borrando y en su mente el país se instaló. Cada uno se fue a un lugar, donde su incoherencia parecía menos vulgar. 





No hay comentarios:

Publicar un comentario

Queremos saber qué os ha parecido lo que habéis leído, pero la telepatía todavía no se encuentra entre nuestros superpoderes, ¿nos lo contáis?